Me han regalado una butaca en primera fila para ver el espectáculo.
Los cuerpos, al principio lentos e inseguros, poco a poco van soltándose, desnudándose delante de mí sin el más mínimo pudor. Ahora ya se muestran ágiles y sudorosos y bailan algún tipo de danza que descifro sin esfuerzo.
Me dan dolor de cabeza sobre la almohada, me atormentan. No porque no pueda bailar como ellos sino porque ahora me toca ser espectadora y antes siempre era protagonista.
A cada paso otro paso. A cada movimiento un acorde. A cada brazo un abrazo. A cada él... otra que soy yo.
miércoles, 11 de junio de 2008
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