viernes, 25 de julio de 2008

Del otro lado de la Luna

Mi Minimundo está al otro lado de la Luna, por eso no tiene luz. A cambio puedo ver su lado oculto cada día y cada noche, pues en mi mundo no se pone el Sol.
En mi mundo no hay días, ni meses, ni años, ni estaciones. Hay un eterno ser y no ser, un siempre estar, una locura, un privilegio que muchos envidian y pocos compadecen.
En mi mundo...solo me reconozco a mi...y, de vez en cuando, a otro que siempre eres tú.

lunes, 21 de julio de 2008

Situación

Al norte a la derecha, subida en una colina con los brazos abiertos y el viento de cara.
Con un vestido verde y descalza, sonriendo al mundo.
En mi cabecita pensante suena una canción de carnaval.
No pienso.

viernes, 18 de julio de 2008

Los espejos de mi alma

Tengo los ojos más bonitos del mundo.
Siempre fué así y así será por siempre.
Porque me lo dices tú, susurrando, mientras hacemos el amor.

Tu y tu Nuevo Mar

Así que esto eras Tú.
Este sinsentir, este sinsaber, este engaño, autoengaño y egoismo.
Este sentir que sigo sola mientras hablas de lo mucho que me quieres.
Este saber que te vendes por menos de lo que vales.
Así que esto eras Tú.

No eras rompeolas.
No eras oasis donde parar.
No eras más q un reflejo de lo que yo quería ver, por eso ahora q estas lejos, ahora q mi voz no se refleja en ti, cambiaste.

Ahora se refleja en ti el Mar Muerto, y tu, mueres con él.

jueves, 17 de julio de 2008

Oid mortales mi voz en el silencio de este amanecer rojo y helado. Frente a este mar de dudas que se desvanece en la arena y se filtra hasta volver a ser el mar de dudas que se desvanece en la arena.
Oidme bajo la lluvia cantar, por encima del cantar de las gaviotas, la canción q trae el viento del Sur.
Llegué a este instante después de haber volado y me posé, así sin más, con mas miedos que certezas, sobre esta arena negra que se come el agua.
Lejos quedó mi embarcadero de blancas tablitas, mi sendero de pinos y mi suave luna.
Aquí estoy mortales, oid mi voz.

miércoles, 16 de julio de 2008

Principe del Mar

Toda la arena de mi playa entre sus dedos. Todo el azul del cielo entre su pecho y su espalda.
Todas las olas del mar en su boca y todo el sol de mayo en sus ojos.

Así es el Pincipe del Mar, con un vaiven de sonrisas y miradas, con un abrazo eterno de espuma y sal. Incesante, imparable, infinito y eterno.

El Principe llega a mi casa cada mañana y me dice que me quiere y después deja que se bañen en él todos mis sueños.

martes, 8 de julio de 2008

La Princesa de las Nubes

La Princesa de las Nubes tiene los ojos marrones y la sonrisa mas bonita que se haya visto nunca.
Y me quiere, ¡Vaya si me quiere!.
Me confía sus secretos y sus miedos, sus alegrías y sus canciones de amor.
Ella es eterea como una aurora boreal, tiene al viento enredado en su pelo y al agua de las tormentas viviendo en sus ojos mansamente.
Tiene el don de la música y la locura de los genios.
A ella, sobre todas las cosas, la echaré de menos en mi Minimundo.

lunes, 7 de julio de 2008

Enjaularse

Me has comentado que, por bicho, debería estar metida en una jaula con un cartel que avisara de lo peligrosa que soy.

Sé que no lo piensas. Que te encanta verme llegar sonriendo, sobreponiéndome a la tempestad y evitando la calma. Sabes que no hay quien me enjaule, ni siquiera tu.

Yo, rodeada de finos garrotes que me separan de todas las que soy; sencillamente es imposible.



miércoles, 2 de julio de 2008

Cuando te vas

Me queda un dolor en el vétice derecho del corazón, una lagrima que se suicida desde mi ojo y que se estrella contra el suelo.

Me queda esto que escribo a media luz.

Me queda la tregua, la prórroga que me anunciaron hoy, la certeza de q habrá un mañana. Me queda otra noche.
Me quedo.

martes, 1 de julio de 2008

De cómo encontré la flor en el trigal

Sin otra cosa mejor que hacer que pasear bajo la sombra de los árboles que plantados al borde del camino dibujaban una linea recta desde mi casa al embarcadero, empecé a canturrear una melodía que llevaba días rondándo por mi cabecita pensante.
Iba tarareando y disfrutando del olor a pino, a mar y a pino, ese olor que me despierta cada mañana y con el que me duermo cada noche. Al llegar al embarcadero de detuve un momento y cerré los ojos; qué día tan maravilloso.
Pasé un rato allí de pié dejándome despeinar por el viento.
Miré durante un instante al infinito, esa fina linea que separaba el mar del cielo y dí la vuelta.
Debajo de los árboles habían empezado a nacer la primavera, me agaché para recoger algunas flores, pensé que sería buena idea hacer un ramito y ponerlo en el jarrón azul que mi madre me regaló y que había estado vacío desde que se marchitaron las Lilas que me trajo mi anciano vecino.
Seleccioné algunas margaritas blancas de diferentes tamaños y unas pocas más de esas florecitas amarillas que crecen al borde de todos los caminos, me faltaba algo rojo. Continué andando, rebuscando bajo los árboles algo rojo para añadir a la colección.
La ví de lejos, roja, meciéndose suavemente, sobresaliendo tímidamente entre el trigal. Me hice paso hasta alcanzarla. Era justo la flor q necesitaba.
Era perfecta, sus pétalos tersos y livianos, su color despierto, su tallo fuerte...Estaba preciosa rodeada de todo ese trigo tan distinto a ella.
Tan distinto a ella...como yo.
Y decidí dejarla allí.
Sería demasiado egoísta quererla sólo para mí.

Cada vez que paso por el camino la miro. Amapola, flor de mi trigal.