Suspendida en algún lugar entre yo y yo misma estoy sentada en el sofá, mirando por la ventana la linea que une el cielo y el mar.. Sé que detrás de esa linea están esperándome todos los sueños. Lo sé porque encontré unos cuantos la última vez que crucé el horizonte, cuando llegué aqui.
Cuando llegué, ¿cuánto hace? ¿tres...cuatro meses?...ufff....parece una eternidad.
Entonces no te conocía. Recuerdo que antes de montar en el avión le comenté a una amiga:
-Mi próxima conquista no tiene ni idea de que el amor de su vida aterriza hoy en su ciudad.
Que engreida. Y cuantas cosas han pasado desde entonces.
Ahora estás sentado aquí y hace un rato me insinuaste que esta noche estaba más guapa que de costumbre. Me hago la loca, estoy cansada, anoche tampoco me dejaste dormir y hoy trabajé, además creo que me estoy resfriando, esta ciudad es demasiado fría para mi.
De hecho debe ser demasiado fría para casi cualquiera, si no fuera por el mar no me gustaría tanto. Tiene un mar precioso, se vé desde la ventana, se vé la linea esa que une las olas y las nubes y detrás de la que están todos los sueños que algún día alcanzaré...
... De pronto en la tele pasa algo y tu te ries mientras me metes la mano por debajo del pijama y me acaricias la espalda con los dedos helados. Te miro y me guiñas un ojo .... Vale, tu ganas.
Hay veces en las que pienso que nunca llegaré a cruzarla, que los sueños merecen seguir siendo sueños y que no necesito nada más que soñar acompañada.
domingo, 9 de noviembre de 2008
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1 comentario:
Yo quiero vivir acompañada.
Pero con licencias de soledad amable, íntima.
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