Sin otra cosa mejor que hacer que pasear bajo la sombra de los árboles que plantados al borde del camino dibujaban una linea recta desde mi casa al embarcadero, empecé a canturrear una melodía que llevaba días rondándo por mi cabecita pensante.
Iba tarareando y disfrutando del olor a pino, a mar y a pino, ese olor que me despierta cada mañana y con el que me duermo cada noche. Al llegar al embarcadero de detuve un momento y cerré los ojos; qué día tan maravilloso.
Pasé un rato allí de pié dejándome despeinar por el viento.
Miré durante un instante al infinito, esa fina linea que separaba el mar del cielo y dí la vuelta.
Debajo de los árboles habían empezado a nacer la primavera, me agaché para recoger algunas flores, pensé que sería buena idea hacer un ramito y ponerlo en el jarrón azul que mi madre me regaló y que había estado vacío desde que se marchitaron las Lilas que me trajo mi anciano vecino.
Seleccioné algunas margaritas blancas de diferentes tamaños y unas pocas más de esas florecitas amarillas que crecen al borde de todos los caminos, me faltaba algo rojo. Continué andando, rebuscando bajo los árboles algo rojo para añadir a la colección.
La ví de lejos, roja, meciéndose suavemente, sobresaliendo tímidamente entre el trigal. Me hice paso hasta alcanzarla. Era justo la flor q necesitaba.
Era perfecta, sus pétalos tersos y livianos, su color despierto, su tallo fuerte...Estaba preciosa rodeada de todo ese trigo tan distinto a ella.
Tan distinto a ella...como yo.
Y decidí dejarla allí.
Sería demasiado egoísta quererla sólo para mí.
Cada vez que paso por el camino la miro. Amapola, flor de mi trigal.
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6 comentarios:
Muy bonito relato y preciosa amapola.
Gracias
tu si q eres bonita :-P
besossss
Hiciste bien, Lola. Bellísima historia.
Lola, leí tu comentario en mi blog. Gracias por tus palabras tan hermosas.
Lamento tu naufragio. Yo pasé por eso. Digo, no sé tu situación exacta, pero en la peor época de mi vida también sentí eso: que naufragaba. Y como lo viví, estoy autorizada a decirte: vas a pasar de esto, como seguramente pasaste de otras cosas.
Te dejo un abrazo y mi mail, por si me querés escribir: arcangelmiron@gmail.com
no hay más bella flor que la que está en la planta
No hay mas bella flor que vosotras, bellas damas, compañeras de jardín.
;)
Lola
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