Ya me acostumbré a echarte de menos, a disfrutarte en periodos cortísimos, a valorar cada gesto.
Me acostumbré tanto que me cuesta estar a tu lado mas de una semana seguida. Necesito otro aire distinto al que me ofreces, otros paisajes, otros mundos.
Gracias porque siempre me regalas lo mejor de tí misma.
Me animas a continuar la huída.
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